"La fiesta del erudito"

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miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo II: El Amor Cósmico y el Amor Carnal

Capítulo II: El Amor Cósmico y el Amor Carnal
                               Dijimos anteriormente que la principal característica de la nueva humanidad será el Amor.
                               Vamos a definir lo que entendemos por Amor:
                               Ustedes hermanos, tenéis un concepto erróneo de lo que es el amor. En la mayoría de las veces confunden el amor con situaciones fuera de lugar. Dijo el Divino Maestro:
                               "Ama a tu prójimo como a ti mismo"
                               Amar tu prójimo como nos amamos, significa pues desear a tu prójimo todo aquello que deseamos para nosotros. ¿Y qué deseamos para nosotros sino es la felicidad, la paz interior y la serenidad absoluta?.
                               Entonces hermanos, lo que ocurre con ustedes, es una confusión de aquello que el Divino Maestro dijo. El, como psicólogo Sideral, habló de un amor universal, un amor que no se limitara a las personas que nos son queridas y que se encuentran a nuestro alrededor y si un amor indistinto, universal y principalmente un amor no imponiendo condiciones de ningún tipo. ¿Por qué las cosas suceden de esta manera?. El Maestro no dijo: "ama a tu mujer, ama tus hijos y parientes". Tampoco El dijo: " Ama tu nación, tu tribu, tu pátria o tu raza". El dijo apenas ama a tu prójimo.
                                                                                       
       Y tu prójimo puede ser traducido como la humanidad.                    
                              
Pero tal vez diréis: "¿Y cómo amar a la humanidad?.
¿Cómo amar personas que ni siquiera conozco?.
        No sería fácil para nosotros amar personas que se encuentran del otro lado del océano.
                                 Es por esto, hermanos, que esa noción de distancia geográfica muestra bien como el amor, como lo entendéis en el momento, es aun el amor carnal.
                                 Amor carnal no tiene el sentido apenas de amor instintivo que el hombre siente por la mujer u otras variantes distanciadas de la meta principal. El va mas allá y abraza hasta las mismas formas que consideráis como las mas sublimes como el amor de los padres por los hijos.
                               Tal vez lo que decimos les pueda a ustedes parecer extraño. ¿Amor carnal, es el amor que los padres sienten por los Hijos?. Y responderemos que sí.
                               Si, porque cuando dicen que amáis, vosotros expresáis apenas un sentimiento carnal de proteccionismo, un modo de particularizar los sentimientos. ¡Yo amo a mis hijos!, si, pero ¿quién garantiza que esos seres fueron eternamente sus hijos, sabéis realmente que lazo de parentesco los unió en el pasado?.
 
                               Lo que queremos explicar a ustedes es que lo máximo de amor que consiguen entender hasta el momento es el amor ligado a lazos de parentesco, lazos de afectividad instintiva, lazos de amistad restringida y exclusivista. Esta especie de amor, no es el amor preconizado por el Maestro. Ese amor es un amor de adorno, vestigios aun de una antigua tradición tribal que persiste en el conglomerado humano.
                               Así lo padres, por mas errados que los hijos sean, siempre creen  que fueron las circunstancias adversas que llevaron al hijo querido a ser delincuente. Nunca admiten que el hijo trae en sí los gérmenes de la rebeldía, de la insubordinación, de los instintos primarios que siempre generan la desestructuración del carácter.
                               Así hermanos, el amor carnal, como lo conocéis y que la literatura, los romances, las novelas pregonan como la forma mas sublime de expresar del ser humano, no es aun el amor en su verdadera esencia.
                               Vosotros solamente seréis felices y entrareis en la pose de la serenidad cuando comprendáis el real significado del amor cósmico.
                               Al contrario del amor carnal, el Amor cósmico es aquél que reconoce, en cualquier ser humano, un espíritu de evolución. Que reconoce en el prójimo un Centella Divina emanada de la misma fuente Eterna e Inagotable. Cuando sea dejado de lado ese amor exclusivista ligado a nacionalidades, fronteras, color, credo y creencias, grupos étnicos y lenguaje, ahí sí la fraternidad ser  una realidad en este planeta. En cuanto continúe en vosotros hermanos, el sentimiento aun tribal de un amor exclusivista como el Dios de las antigua escrituras, que defiende un pueblo escogido trayendo la destrucción y la muerte al pueblo enemigo, j mas entrareis en la postura del espíritu del amor que dirigir  el Tercer Milenio.
                               El Amor, según la concepción evangelista es simplemente un amor que nada pide, nada exige, no se refleja en nada. Amar a alguien porque ese alguien es poseedor de tales y cuales virtudes, no es amar, es simplemente reflejarse. Y los seres humanos, esencialmente egoístas, no hacen nada mas que reflejarse en el prójimo. Aquellos que reflejan la imagen que es conveniente, a ese yo lo amo. Aquél que refleja una imagen antagónica en mis expectativas, a ese yo abomino y me alejo porque no es la persona ideal para convivir conmigo.
                               Hermanos, les hablo de esta manera para que podáis entender finalmente, el verdadero espíritu del amor que reinar  en este Planeta: un Amor cósmico.
                               Amor cósmico significa que, amamos a alguien, o a todos los seres porque simplemente somos hermanos, hermanos dentro del Cosmos y no circunscrito a una regla o administración.
                               Y mas aún, amar significa aceptar las Leyes Divinas.
                Cuando un ser sufre, cuando alguien que usted ama, pasa por algún problema, sea del orden que fuese, luego vosotros os entristecéis y rogáis al Padre que libere a ese ser amado de tal o cual problema para que la felicidad y la paz vuelvan a acompañar aquel hermano. No aceptáis nunca los designios Divinos.
                               Cuando amamos desde un punto de vista cósmico, aceptamos que todo lo que sucede con nosotros y nuestro prójimo es el resultado de una Ley soberanamente Justa y Sabia. Por tanto, si esa Ley opera, entonces todo lo que deberíamos hacer es someternos a ella.
                               Si pensáis así, queridos hermanos, muchos de vuestros dolores serán quitados de la faz de la tierra.
                               Un amor no correspondido.
                               Un hijo que deja repentinamente el escenario de la vida humana.
                               Una enfermedad en un ser amado.
Y los ejemplos pueden multiplicarse hasta el infinito, que podríamos tomar una actitud mas serena y mas confiada.
                               Cualquier que fuese el hecho que ocurriese con los entes que nos rodean, si aprendiésemos a amar con el espíritu y no con la personalidad carnal, tomaría un rumbo completamente diferente.
                               Así hermanos, en una etapa próxima de la humanidad, las personas deberán agruparse mas por afinidades de que propiamente por lazos consanguíneos. No habrá mas espacio para proteccionismos familiares, defensas de los entes consanguíneos y derechos de parentesco.
                               Tal vez la idea una vez mas les choque. Con todo esa es la realidad de los hechos que deberán ocurrir en un futuro muy breve. Las relaciones de afectividad, repetimos, se fundamentaran en afinidades y no mas en lazos consanguíneos.
                               También hermanos, queremos evidenciar, es posible que aún no hayáis unido lazos de aquello que dijimos hace poco, no habrá mas condiciones para sentimentalismos inútiles y lamentaciones. El Amor cósmico es un amor esencialmente espiritual, abrazador, universalista y que tiene como fin último la espiritualización de los seres.
                               Amar al prójimo como un ser hacia el camino de espiritualización y no como una propiedad nuestra, alguien que nos pertenece, alguien que tiene que hacer nuestras voluntades, o actuar de esta o de aquella forma. Las personas son nuestros semejantes que caminan a nuestro lado en la larga marcha evolutiva y no espejos que reflejan nuestros caprichos y vanidades.
                               Así hermanos, por ocasión del advenimiento del Tercer Milenio, tenemos que prepara a la humanidad para entender ese sentimiento mas profundo de amor. Ese amor preconizado por el Maestro Jesús, un amor excelso y sublime que no conocía Patria, que no conocía fronteras pero que resumía en una simple pero al mismo tiempo sorprendentemente grande e incontestable verdad: el prójimo.
                               Que Jesús, el Divino Maestro derrame sus bendiciones sobre todos nosotros, para que podamos finalmente comprender el significado mayor del Amor.

                                                                              Paz a todos los hermanos y que

                                                                              las luces del Tercer Milenio se

                                                                              derramen sobre todos Uds.


                                                                                                              Sirius

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