Capítulo III: El espíritu comunitario.
Capítulo III: El espíritu comunitario.
Dijimos que la primera cualidad requerida para los individuos que pretenden ensayar los primeros pasos dentro del espíritu del Tercer Milenio, era el Amor cósmico.
Hablamos del Amor cósmico en un sentido universal y sin fronteras, sin partidarismos y sin proteccionismos que no caben. Hablamos todavía del desaparecimiento del derecho de parentesco. Todos esos aspectos del amor que reinará en el próximo milenio se estructurar en el modo de vida que dirigirán los ciudadanos del futuro: el espíritu comunitario.
Ser entonces el espíritu comunitario la nota clave de esa nueva sociedad que se esboza. Vivís en el momento del auge del materialismo, de la carrera armamentista, de la ganancia y de la búsqueda desenfrenada de placeres, del sentido de tener, de acumular de explotar a los demás. Todo esto que presenciáis en el momento, queridos hermanos, es justamente el ápice de un movimiento que se debe desmoronar en breve.
La sociedad en que vivís, en el momento vive su auge del egoísmo. El egoísmo que levantó un monumento a la destrucción y a la muerte. La ganancia desenfrenada, la falta de piedad, la competencia aliada a las campañas publicitarias y a los bombardeos consumistas, de todo orden, transformaron al ser humano en una especie de robot programado para consumir, para tener, para poseer, para acumular mas y mas sin saber exactamente porque y que fin podrá dar a las riquezas que acumula.
Así para poder elevar al máximo ese espíritu de codicia y ganancia, la sociedad creó en el hombre necesidades artificiales que el cree hacen realmente parte de su verdadera naturaleza.
Así bombardeado por el efecto de la propaganda subliminal que afecta directamente su subconsciente, el hombre está programado para el egoísmo, para la competencia, para la lucha, para la rivalidad pues en esa creencia materialista absurda el hombre mas vale cuanto más bienes él posea y su estima en la sociedad está proporcionalmente ligada a lo que él tiene y posee y no a lo que él hace. No importa para la sociedad en que vivís, cuál es el origen de los tesoros acumulados. Y la mayoría de las veces esto es el resultado de injusticias, de nimiedades, de actitudes disculpadas y si fuésemos a averiguar el origen de muchas fortunas, en ellas encontraríamos lodo, verguenza, sangre y crímenes nefastos. Pero para una sociedad materialista como en la que vivís, esos factores no tienen la menor importancia pues lo que cuenta realmente son los títulos.
Difícil se torna pues, queridos hermanos, en la sociedad en que vivís, acreditar el amor, especialmente si se trata de un Amor cósmico, sin fronteras.
Queremos afirmar con todo que, ese estado de cosas están con sus días contados. Muy en breve veréis destruirse toda esa coraza de la sociedad materialista, consumida por el propio vacio interior.
El momento que pasáis, es pues el momento de recrudecimiento de la lucha, el punto máximo de la curva de evolución del mal. Y es necesario mismo que esos hechos se tornen mas y mas significativos para que los propios hombres, cansados de “canibalizarse” entre ellos, miren la realidad de frente y comprendan finalmente que el egoísmo la competición y la vida compleja y artificial que el ha cultivado servirá para conducirlo apenas a la destrucción y a la muerte.
Así hermanos, las necesidades, las dificultades, las desilusiones comenzaron a igualar a las criaturas.
Es en medio de todas estas luchas y miseria que el hombre, cansado de tanto egoísmo, mirará hacia si mismo, mirará para el hermano con quién combate y dirá exhausto:
“¿Al final porque nos “canibalizamos”?.
¿No sería más fácil unir nuestros esfuerzos para un bién común?.
Hermano, dame tu mano, vamos a caminar juntos.
Haré por ti lo que yo pueda.
Harás por mi lo que tu puedas."
Y entonces hermanos, como un sol refulgente, brillará en las mentes y en los corazones, ese espíritu comunitario.
El espíritu comunitario podría ser llamado "espíritu de colmena", pues esa imagen es la que mas se aproxima al modelo ideal de vida que la humanidad llevarácomo ocasión de la llegada del Tercer Milenio.
Cuando dijimos que deberan vivir ese espíritu de colmena, claro que no pretendemos decir que desaparecerán todas las diferencias entre las personas. Eso, de momento y tratándose de una sociedad aun imperfecta, sería bastante difícil, sino impracticable.
Las diferencias deberán existir pues a cada uno le es dado según su capacidad. Por eso el espíritu que dirigir esa nueva sociedad, es la de que no importa lo que haces, lo que importa es que, como miembro de esa comunidad, vuestra participación será importante.
Mas allá de eso, para vivenciar ese espíritu comunitario es necesario aprender a obedecer. Dentro de esa filosofía que vendrá, existirán líderes, pero serán líderes basados en sus virtudes y capacidades interiores y no como expresión bruta de la fuerza, del despotismo y la tiranía.
Otro aspecto importante que queremos resaltar es que las personas que pretenden vivenciar esa experiencia futura deberán, desde ya, ejercitar determinadas características de personalidad para que ese convivir sea posible.
En primero lugar viene la Tolerancia. Tolerar significa comprender que cada ser se sitúa en el cosmos de acuerdo con su modo peculiar de ser y no nos cabe juzgar si ese modo de encarar la vida es cierto o errado. Cada uno tiene el derecho de posicionarse de acuerdo con su libre albedrío.
Vamos interrumpir la transmisión pues
nos falta condiciones para continuar.
Que las luces del Tercer Milenio se
derramen sobre todos Uds.
Sirius
Gino
Psicografiado el: 31.05.1983
Inicio 21.04 hrs.
Fin 21.42 hrs.
Así hermanos, queremos establecer los dos principios básicos para la formación de ese espíritu de comunidad, a través de la obediencia y de la tolerancia. Son esos dos requisitos que actúan como pilares básicos para la sustentación de cualquier agrupamiento humano. Veamos porque decimos esto.
Obediencia: base del orden.
Si prestases atención a todo lo que te rodea, los hermanos notarían que existe un Plano Divino que opera desde el movimiento de lo ínfimo hasta el movimiento de los astros. Ese Plano es obedecido en todos los departamentos de la naturaleza.
Cuando Einstein descubrió la ley de la relatividad, parece que eso revolucionó el mundo de la ciencia y que ese nuevo concepto vendría a afectar lo que dijimos. Por eso, mismo dentro de la ley de relatividad, aun funciona el mismo principio, apenas sujeto a las presiones de los diferentes estados de la materia. La ley de la gravedad siempre existió aunque solo recientemente Newton elaboró esa ley. Ni por eso la gravedad dejó de operar porque la humanidad desconocía la ley. Así el mismo principio de la gravedad rige para todos los planos de la naturaleza, no importa si es una hoja que cae de un árbol o si estuviéramos hablando de constelaciones o miriadas de estrellas.
Todo obedece al mismo principio: La obediencia a las Leyes del Plano Creador.
¿Qué sucedería si de repente los astros y las estrellas, en un acto de rebeldía, mudasen sus rutas y se colocasen a navegar dislocados por los espacios infinitos?.
¿Qué sucedería si de repente el Sol, en un acceso de egoísmo, decidiese mudar su curso y no mas dar luz y calor a sus planetas?.
¿Qué sucedería si los árboles, en un motín egocéntrico cancelasen la producción de frutos?.
¿O si los ríos, también cansados de obedecer, decidiesen infiltrarse en fajas subterráneas profundas, escondiéndose al acceso del hombre?.
Los ejemplos podrían ser multiplicados en millares y la respuesta para todas esas preguntas sería siempre la misma: El caos.
¡Exacto!, si la vida, como manifestación del Creador, no obedeciese a los principios y leyes básicas, tendríamos el caos.
Los astros en su movimiento por el espacio, componen una sinfonía que ya fue llamada "música de las esferas". Lo que quiere decir que se trata de una música, una sinfonía donde cada astro da su nota, afinándola en el conjunto, para que no tenga una nota disonante.
¿Qué diríais hermanos, si escuchando un concierto, un músico emitiese una nota disonante?. Eso comprometería toda la armonía del conjunto. Así también, como el movimiento de los astros, todo es armonía y equilibrío.
¿Y qué ocurre con la Tierra?.
Por los abusos megalomaniacos de todo orden, el hombre tiene, en su presunción de imitar a Dios, alterado ese equilibrio, resultando de ahí una desintonía en el equilibrio del movimiento de los astros, digamos una desobediencia involuntaria por parte de la Tierra, pero voluntaria por parte de los hombres que en ella habitan.
El hombre, en su egoísmo, no aprendió a obedecer y confunde muchas veces, obediencia con servilismo. En la realidad obediencia significa la sabiduría de entendernos que tenemos que someternos al Plano Divino, director de todos nuestros destinos, para que de ahí resulte un equilibrio y oportunidad de convivencia entre todos. Obediencia es pues, una adecuación de nuestras actitudes a las actitudes de ese Plano. En cuanto el hombre mantenga esa postura de autosuficiencia, de omnipotencia, el jamás podrá llegar al equilibrio requerido para una convivencia pacífica con su prójimo.
Es necesario aceptar las leyes. Es necesario que nos sometamos a los principios básicos que dirigen la vida en el orbe y entonces toda la armonía se manifestar y la Tierra, tan calcinada e infeliz, podrá nuevamente afinarse en esa Divina Sinfonía Celeste.
Por tanto, obediencia a las leyes es el principio del orden. La autosuficiencia, el egoísmo, la idea de endiosarse, hace que el hombre se aparte del Principio Divino y se deje envolver por la onda caótica que genera el egoísmo y la violencia.
El hombre en el actual estado de su evolución se tornó violento. Y esa violencia se manifiesta en todos los aspectos:
El hombre violenta los ríos.
El hombre violenta los mares.
El hombre violenta el aire.
El hombre se violenta, en un proceso de auto-destrucción por la ingestión de carnes, alcoholes, comidas excitantes y en exceso, por el exceso de placeres de todo orden. Y así violentado, corrompiendo todo lo que toca, el resultado no puede ser otro que el caos a que la humanidad se encuentra en el momento.
Si el hombre comenzase a aprender y obedecer, ese estado de cosas comenzaría por sufrir una sensible alteración.
Esa obediencia debería iniciarse por las cosas mas simples como comer apenas lo necesario, sin excederse o caer en gula. Por adquirir apenas lo necesario para si y los suyos sin acumular cosas que jamás disfrutarán.
Se inicia el proceso de obediencia, aceptando las alegrías y las tristezas como etapas necesarias de aprendizaje. Y especialmente contentarse con lo que tenemos, sin estar en un proceso de auto agresión y agresión al prójimo, extorsionar desobedeciendo el principio cristiano básico:
"Ama a tu prójimo como a ti mismo"
La obediencia a la leyes, sin rebeldías.
La ambición desmedida, la ansia de poder y otros procesos megalomaniacos, transforman al hombre en un ser desobediente por excelencia. Ya el Maestro Jesús decía cuando dio su peregrinación por la Tierra: “busca primero el Reino de Dios, las cosas de mi Padre y todo lo demás será dado por merecimiento”.
Porque si buscásemos primero el Reino de Dios, las cosas del Padre, seríamos obedientes y mansos como una oveja, porque sabríamos que obedeciendo las leyes, colocándonos bajo guardia y protección, no tendríamos motivos para intentar acumular riquezas tan desesperadamente, pues sabríamos, tendríamos la absoluta certeza y confianza que nuestro Padre a todo provee. Esa desobediencia in fraganti que vemos en la humanidad actual, es sintomática, reveladora de la falta de fe. El Padre nos dio el libre albedrío para que nosotros aprendiésemos a obedecer y aceptar las Leyes, por saberlas soberanamente justas y buenas.
Fuera de las enseñanzas cristianas jamás llegaremos al orden y la paz. Es necesario pues aprender a obedecer, a aceptar las Leyes Divinas pues de lo contrario, con la autosuficiencia humana, todo será conducido al caos. Es pues, en la obediencia que se asienta el principio del orden. En la desobediencia estamos fatalmente condenados al Caos, y la obediencia trae como consecuencia, la tolerancia.
Tolerancia: el principio de la convivencia.
Si la obediencia es el camino que nos conduce al orden, la tolerancia es el medio de asegurarnos la convivencia.
Si atentares contra la naturaleza y ese es nuestro gran laboratorio de pesquisas, veréis que todos los elementos tienen que aprender la ley de la tolerancia. Las piedras sufren el efecto erosivo de los vientos, las lluvias, las intemperies. El carbón, en los estratos profundos del subsuelo, sufre presiones violentas que lo transformar en preciosas gemas. En todos los reinos de la naturaleza veréis que existe siempre una gran tolerancia y en el reino humano esa ley se manifiesta como medio necesario a la perpetuación de la especie.
Continuamos en una próxima ocasión.
Que las luces del Tercer Milenio
se derramen sobre todos Uds.
Sirius
Tolerancia es pues una cualidad esencial para quién comprende que no es posible para nosotros vivir dentro de ese clima de egoísmos y competiciones.
La sociedad en que viven, esencialmente materialista y competitiva, a ustedes los tornó intolerantes. Esto porque, centralizados en Uds. mismos, no aceptáis otros modelos que no sean lo suyos y Uds. antipatizais con todo aquello que no está conforme a vuestro modelo.
Hay una falsa noción de que en la sociedad actual las personas sean tolerantes y liberales. Pero eso esta muy lejos de la verdad. Lo que ocurre es el disculpismo; las personas bajo el pretexto de ser avanzadas y modernas, dan rienda suelta a los instintos animalescos y sensuales que nada tiene de moderno pero las iguala a sus antiguos antepasados, los salvajes.
Liberalidad no es libertinaje. Disculpar todas las aberraciones de comportamiento, bajo el pretexto de evoluci¢n de los tiempos, no es mas que encontrar un pretexto algo ingénuo, para no asumir sus reales condiciones de las personas libertinas. sin pudor y sin principios morales indicadores de una vida sana.
Esa liberación que es tan impregnada en la sociedad llamada moderna, es una repetición sofisticada de sociedades decadentes, el mismo liberalismo de una Roma post César, de una Grecia después de sus recuerdos dignos y su época de Oro. La civilización actual, en esa fase cíclica, repite los viejos errores de la misma humanidad infantil de antaño. Ese panorama está muy lejos de ser tolerancia.
Tolerar, en el sentido que queremos expresar, es aceptar nuestro prójimo, no en los aspectos que nos convenga, en los aspectos en que podemos justificar nuestras propias debilidades y errores de personalidad. El sentido es antes, entender, dentro de una visión espiritual del mas largo alcance, que somos seres en evolución y como tal, es difícil querer pretender que todos están en el mismo grado evolutivo que nosotros. Es una larga caminata y en esa larga marcha, unos caminan en determinada dirección, en cuanto otros caminan en dirección diametralmente opuesta, pero lo que importa, al final de cuentas es que todos los caminos, infaliblemente, nos conducirán al mismo designio: La Evolución.
Y si aprendiéramos a tolerar, tendríamos en manos la llave preciosa que nos abrir las puertas para la serenidad íntima. Analicemos porque:
La caminata de cada hijo se hace siempre en dirección al descubrimiento de verdades espirituales, de crecimiento interior hasta descubrir las potencialidades divinas que existen dentro de cada ser. Y es que, cada ser, camina mas de acuerdo con su propia índole. Ya oíste hablar en diferentes rayos, temperamentos y diferentes tipos de personalidades de acuerdo con los temperamentos y los diferentes rayos de Sabiduría-Amor y cada hijo expresa, en particular un aspecto de ese todo. No significa eso que cada uno desenvuelva apenas un aspecto. Significa antes que cada uno tiene tendencias de personalidad para expresar mejor un aspecto de esa Verdad Mayor. De ahí tenemos una diversidad de temperamentos y de tipo de personalidades, siendo que todas ellas son importantes pues cada uno puede actuar dentro de un diferente departamento de la vida divina.
Así hermanos, tenemos que aprender que cada ser expresa la divinidad de una forma y no podemos querer reducir todas las personas a nuestros patrones de pensar, sentir y actuar. No podemos querer que nuestras formas, sirvan de forma para otras personas. Y lo importante en eso todo es que el resultado final de esa confrontación de diferentes tipos de personalidades, forma un todo mayor, más complejo y diversificado, resultante de la multiplicidad de la manifestación que es esencialmente UNA.
Hablamos de eso hermanos para que entendáis que en el futuro, cada ser ejecutar tareas bastante específicas, de acuerdo exactamente con el temperamento de cada uno. Y si no ejercitares la tolerancia, mucho sufriréis al ver la diversidad de manifestación de la misma Divinidad.
Por tanto hermanos, si tuvieses la capacidad de tolerar el modo de ser de vuestro prójimo, por mas extraño que a Uds. parezca y su modo de encarar la vida, estaréis aptos a entender que cada ser tiene una historia, un ciclo diferente de encarnaciones una historia espiritual que es diferente de todas las otras.
Resumiendo este tópico, queremos recordarte que la obediencia, la aceptación de la Ley como justa es necesaria, pero es la tolerancia que tornar posible la convivencia, Uds. darán las llaves iniciales para un vivir sano, sin rabias y sin individualismos, así podréis entender mejor la finalidad de la vida.
El porqué de la vida
Nacemos. Y a partir del momento en que nacemos nuestro arquetipo ya está pronto. De la misma forma que la semilla ya contiene en sí el árbol gigantesco, nosotros cuando nacemos y traemos una figura arquetípica que deber desenvolverse de acuerdo con lo establecido por la Ingeniería Sideral encargada, en este mundo, de programar las vidas de la tipología humana.
Y a partir del nacimiento, en un proceso casi automático, desenvolvemos esa figura arquetípica hasta alcanzar lo que llamáis la edad madura, cuando comienza entonces el declinar hasta la final descomposición de los elementos.
Del nacer al morir, cumplimos fielmente un proceso trazado por la Ingeniería Sideral. Estamos hablando por ahora, de la parte material y sólida que constituye el ser humano.
La vida humana, tal cual la vivís es un desenvolver de un trazado general. Dentro de esa armadura de carne, los órganos vitáles, capaces de absorción, reposición y eliminación.
¿Con eso describen un hombre?. No.
La respuesta es que el hombre es algo mas que una estructura material. Pues bién, también la contraparte espiritual obedece al trazado ofrecido por la Ingeniería Espiritual encargada de trazar los arquetipos espirituales.
Por eso, la operación es mas delicada en si tratándose de arquetipos espirituales, pues estos no están sujetos al mismo determinismo. Traemos, claramente las predisposiciones del pasado, pero la ley, soberanamente justa y buena no quiere que el hombre necesariamente repita los errores pasados en un proceso de automatismo. Lo que la Ley busca es una repetición de hechos para que la asimilación de la experiencia nos enriquezca y nos vuelva mas resistentes al mal. A cada prueba a la que somos sometidos, y reprobados, tendremos que pasar por experiencias idénticas, de modo que haya posibilidades de re-evaluación de nuestras actitudes frente a un mismo hecho. Es el proceso de aprendizaje.
Así, en esta escuela evolutiva llamada Tierra, estáis por tanto pasando por experiencias que llevaron a Uds. a asimilar ciertos conocimientos básicos al respecto de la Ley, del Amor y de la real naturaleza del hombre.
La vida por tanto, tal como la conocéis, y eso no es ningún secreto, es una nueva oportunidad de aprendizaje que a Uds. les es dada. Y esa figura arquetípica que traéis como equipaje y que representa la sumatoria de experiencias ya acumuladas en el pasado, está sujeta a reformulaciones, en lo que dice respecto a la parte espiritual del hombre, y sabedores de esa verdad, si con humildad, desenvolvierais ese espíritu de tolerancia, mucho obtendréis con ese aprendizaje.
Estáis evolucionando, y desenvolviendo vuestras potencialidades. El prójimo que la vida coloca a vuestro lado, pasa también por el mismo proceso, tal vez por vías un poco diferente de la vuestra, pero al final de cuentas, todos los caminos significan la misma cosa: experiencia para el desenvolvimiento de potencialidades.
Si, por el contrario vosotros os colocarais en posición antagónica a todo aquello que difiere de vuestro punto de vista, si vosotros os dispusiéseis a prestar atención a lo que os rodea, aprenderíais mucho mas rápidamente, además de vivir mucho mejor y con serenidad. Mas allá de esto existe otro aspecto importante a ser resaltado: si al contrario de antagonizar con el prójimo porque no actúa de acuerdo con vuestros patrones de comportamiento, vosotros os dispusieseis a entender a esos hermanos, adquiriríais una experiencia infinitamente más rica y diversificada y es posible hasta que muchas de las experiencias que debáis cosechar en encarnaciones futuras, podrían ser aprendidas ya en esta existencia.
¡Veis como la Ley es de una Sabiduría inimaginable!. Es el hombre que en su egocentrismo e ignorancia, se encierra para los canales superiores de aprendizaje y el mayor perjudicado con eso es el mismo. También, si al contrario de la rabia, de la presunción del egocentrismo y egolatría, el hombre se dispusiese a obedecer la Ley, ¿cuántos dolores serían evitados, cuantas reencarnaciones serían innecesarias?.
Gastáis un tiempo enorme para vosotros adaptaros al cuerpo físico: lleva casi 21 años hasta que el espíritu toma posesión definitiva del cuerpo. Gastáis otro tiempo en un proceso de envejecimiento. La fase realmente de aprendizaje es relativamente corta y aún así gastáis gran parte de ese tiempo criticando, censurando, condenando, blasfemando y colocándote contra la Ley. Podéis evaluar el desperdicio de tiempo que cometéis en vuestras jornadas evolutivas. Y el momento no es para pérdida de tiempo, es un momento para aprovechar todas las oportunidades que la vida espiritual te está ofreciendo. Procurar pues hermanos, grabar bien estas dos reglas de oro: obediencia a la Leyes Superiores y tolerancia para con el prójimo. Si ejercitarais estos dos aspectos ya tendréis avanzado un paso en dirección a vuestra reforma íntima.
Obediencia a las Leyes, pues cada ser siendo nuestro hermano, debemos analizarlo cósmicamente como alguien que tiene una mente infinita, de la misma forma que nosotros.
Jesús Divino Maestro dió el divino ejemplo de tolerancia cuando dijo:
"Padre perdónalos porque ellos no saben lo que hacen".
Y dio el divino ejemplo de obediencia a las Leyes, cuando exclamó:
"Padre, si es posible aparta de mi éste cáliz, pero que no se haga mi voluntad, pero si la Vuestra."
¿Queréis un mejor ejemplo que este?.
El que fue el modelo divino, aceptó la Ley y comprendió la debilidad humana y la infinita ignorancia de la Ley, por parte de los hombres.
¿Por qué nosotros imperfectos que somos, no podemos hacer lo mismo?
Que las luces del Tercer Milenio
se derramen sobre Uds.
Sirius
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